Es obvio y a nadie se le escapa que la contratación de seguros es uno de los ejemplos más claros de desequilibrio contractual.
Cuando haces un comentario que no les gusta, lo suprimen. Se pierde el debate y la información contrastada con lo que se convierte en una mera plataforma publicitaria.
Si me suicido el seguro lo cubre pero, ¿si muero bajo los efectos del alcohol? No pueden existir en las pólizas de vida exclusiones por razón de situaciones de riesgo.
Si al tomador/asegurado se le informa debidamente sobre la importancia de sus respuestas, las omisiones de preexistencias en cuestionario de salud jamás se producirían, por reducción al absurdo.
Las respuestas a estas preguntas, son simples «maldades» aseguradoras que debieran ser objeto de una regulación específica con un régimen sancionador disuasorio.
Probablemente, tengo en mi ciudad la Audiencia Provincial más retrógrada en materia de seguros.
Cuando una aseguradora adquiere una cartera de seguros, no puede volver a evaluar el riesgo: debe asumir los riesgos en el estado que los adquiere.
La contratación de seguros, es tan poco transparente, que merece un giro radical en la doctrina del Tribunal Supremo.
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